Miami, Orlando y Las Vegas son las tres ciudades “más pecadoras” de EEUU, según una clasificación realizada a partir de datos estadísticos sobre actividades asociadas a los pecados capitales de la moral cristiana tradicional.
El estudio “Las ciudades más pecadoras de América en 2017”, realizado por la empresa consultora WalletHub, identifica, mediante una serie de indicadores que miden desde los crímenes violentos per cápita hasta el consumo excesivo de alcohol, las 182 urbes más impuras del país.
En la clasificación general de ciudades más pecadoras, Orlando, la ciudad floridana de los parques temáticos, ocupa el segundo puesto, pero además es la número uno en cantidad de delincuentes sexuales, según el estudio.
Miami, tercera en la clasificación general, es número uno en cuanto a potenciales infieles, teniendo en cuenta el número de visitas que se hacen desde esta ciudad a la web Ashley Madison, el portal de los que teniendo pareja buscan aventuras con otras personas.
Fort Lauderdale, ubicada al norte de Miami, es la más envidiosa del país si se tienen en cuenta los índices de robos, incluidos los de identidad, y fraudes.
La ciudad de los casinos, la que, según los avisos publicitarios nunca duerme, encabeza la clasificación total con un puntuación de 59,53.
A pesar de ser la capital del juego, el pecado predominante en Las Vegas (Nevada) es la vanidad teniendo en cuenta la abundancia de salones de belleza, centros de bronceado por cápita y búsquedas en Google del “Top 5 en operaciones estéticas”.
En codicia aventajan a Las Vegas, Gulfport (Misisipi) y Reno (Nevada).
El resultado, en este caso, se obtiene de la combinación de casinos per capita, actividades caritativas en relación con el ingreso medio y porcentaje de población con problemas de adicción al juego (ludopatía).
WalletHub señala que cada año se gastan en Estados Unidos 6.000 millones de dólares en tratamientos para curar la ludopatía y procedimientos judiciales relacionados con los juegos de azar.
En este apartado el estudio destsca que de las 182 ciudades estudiadas la más caritativa es Salt Lake City (Utah), la capital de los mormones.
Richmond (Virginia) es la número uno en el pecado de la lujuria, teniendo en cuenta indicadores como el número de establecimientos de entretenimiento para adultos en relación a la población, el potencial número de personas infieles, la tasa de embarazo juvenil y la asiduidad en la aplicación móvil Tinder.
En cuanto al pecado de la ira, materializado en venganza, crímenes violentos, delincuencia sexual y acoso escolar, la investigación coloca a Charleston (Virginia Occidental) es la cabeza de la clasificación.
Sin embargo, son Detroit (Michigan) y San Luis (Misuri) las ciudades con mayores índices de crímenes violentos. Por el contrario, Irvine (California) es la que tiene la menor tasa.
La pereza es otra de las debilidades del ser humano según el cristianismo y los indicadores escogidos en este caso, como las horas dedicadas a ver la televisión o la cantidad de personas que hacen voluntariado, muestran a Providence (Rhode Island) como la peor de la lista.
Sin duda, la gula es una de las mayores preocupaciones de Estados Unidos dado el gran número de habitantes que sufren obesidad en el país.
En el estudio este pecado está incluido en un gran apartado que incluye “vicios” y “excesos”, desde el consumo de opiáceos, marihuana, tabaco y alcohol hasta el número de establecimientos de comida rápida y el índice de sobrepeso.
También aquí Charleston (Virginia Occidental) es la número uno de todos los excesos y vicios, y Madison (Wisconsin) y Jackson (Misisipi) se llevan la palma en consumo de alcohol y en el mayor número de adultos que no hacen ejercicio, respectivamente.
Con una puntuación de solo 28,97 aparece en el último puesto de la lista South Burlington, en Vermont.
La codicia es la mayor flaqueza de esta ciudad, pero aun así está lejos de ser un problema grande, pues está en el puesto 78 de la clasificación para este pecado.
El estudio de WalletHub contiene infinidad de datos sobre los que le cuestan los “pecados” al país.
Por ejemplo, la adicción al tabaco provoca un gasto anual de 300.000 millones de dólares en Estados Unidos y los fraudes con tarjetas de crédito y débito ascendieron en 2015 a la cifra de 22.000 millones de dólares.