Una mirada vale más que mil palabras… ¿Será que Ivanka se quedó impresionada con su acento canadiense o con el azul de sus ojos?
A juzgar por su sonrisa, diríamos que sí.
Querida Ivanka, tranquila que te comprendemos. Sabemos que eres humana y que en aquella sala no había un objetivo más interesante y atractivo al que apreciar.
Y si encima resulta ser un caballero de esos que te ayudan con los asientos… ¿Qué más se le puede pedir al apuesto político canadiense?
Definitivamente querido Justin Trudeau, vas enamorando por todos los despachos a los que pasas… ¡y lo sabes!