La hija del desaparecido compositor puertorriqueño Catalino “Tite” Curet Alonso, Hilda Curet, hizo un llamado a la alcaldesa de Guayama, Glorimari Jaime, para que el centro de convenciones de ese pueblo lleve el nombre de su padre.
La iniciativa surgió del comité Guayameses Pro Deportes y Música, Inc. Según su portavoz, Juan Gierbolini Guzmán, al legendario compositor, considerado como uno de los genios musicales de Puerto Rico, no se le ha dedicado nada importante en su pueblo natal, Guayama. Por ese motivo, el grupo comunitario, en su afán de aunar esfuerzos para lograr resultados positivos, invitaron a la hija del recordado maestro a ser partícipe de sus reclamos.
“Le pido a la alcaldesa de Guayama, así como a su Asamblea Municipal, que atienda esta solicitud que nace del pueblo para que el centro de convenciones lleve el nombre de papi. Ese es el mejor homenaje póstumo que se le puede brindar a él, porque mi padre quería mucho y siempre se sintió orgulloso de ser hijo de Guayama. Sería el mayor legado al patrimonio cultural de la ciudad”, sostuvo la hija del “Poeta del Pueblo”.
Con relación al pobre reconocimiento que algunos ciudadanos alegan que se ha hecho en memoria de Tite Curet, Hilda Curet aseguró que en la medida que se vayan aclarando los casos pendientes en los tribunales, su padre será más reconocido.
“Soy una persona agradecida; eso lo heredé de mi padre, que fue una persona humilde pero como su nombre estuvo asociado en tantos litigios, se ha caminado en cascarones de huevo; en la medida en que todas las cuestiones legales se disuelvan, su nombre va a ser exaltado aún más”, afirmó.
Hilda Curet, quien viajó desde Estados Unidos, donde reside, a la Isla para atender asuntos legales y llevarle flores a la tumba de su padre, cuyos restos descansan en el cementerio Santa María Magdalena de Pazzis, del Viejo San Juan, aprovechó la ocasión para ver la estatua de bronce de su padre que la escultora puertorriqueña Lucy Badillo plasmó en uno de los bancos en la Plaza de Armas de la capital.
“La obra es estupenda, lo más que me gusta es que es del pueblo y todo el mundo puede tocarlo y retratarse con él. Sentí mucha alegría y orgullo de ver personas sentadas a su lado hablándole. Mi padre continúa vivo, no está muerto porque su música sigue y seguirá viva”, puntualizó.
By: Luis Ernesto Berríos / Primera Hora