El trofeo de campeones de la NBA relucía en el medio del escenario, iluminado por una luz blanca y colocado encima de un pedestal. Y cada jugador del Miami Heat se las ingenió para rendirle pleitesía..
Mike Miller hizo una reverencia. Udonis Haslem lo besó tres veces. Chris Bosh lo abrazó como si fuera su mejor amigo y LeBron James dio una vuelta alrededor antes de saludar a la multitud..
Dwyane Wade hizo algo diferente. Tal y como fue su costumbre al término de todos los partidos de los playoffs, se presentó con un par de lentes tipo “hipster” y los colocó en el cuello del trofeo. El presidente del Heat Pat Riley, el entrenador Erik Spoelstra y el socio mayoritario Micky Arison también se pusieron pares similares de color negro.
Los lentes eran de mentira, pero la euforia era de verdad.
Y con eso, dos años después de que Wade, James y Bosh abrieran su era juntos con una celebración, lograron el lunes la fiesta que ellos querían. Cientos de miles de personas llenaron las calles de Miami para la parada de celebración del Heat, y entonces 15.000 más entraron a la arena para una larga y ruidosa celebración para los reyes de la NBA.
“Es el mejor sentimiento que he tenido…Esta era mi sueño, eso mismo, ser capaz de cargar ese trofeo Larry O’Brien, levantarlo abrazarlo, no dejar que se me vaya”, dijo James.
Durante la parada, jugadores y entrenadores viajaron en guaguas de dos niveles con amigos y familiares, muchos de ellos tomando fotos y videos de la multitud. Otros miembros del staff del Heat iban en camionetas, mientras el confeti caía y las bocinas sonaban a cada paso del camino. Wade cargó el trofeo en sus brazos por buena parte del trayecto.
“Agradecemos a todos nuestros fanáticos por quedarse con nosotros”, dijo Wade, el ahora dos veces campeón de la NBA, añadiendo: “Los mejores fanáticos del mundo”.
Y entonces la fiesta se movió adentro, con un montaje similar al evento que recibió a James y a Bosh a Miami para jugar con Wade en julio de 2010. La música sonó por cerca de una hora mientras los fanáticos bailaban de gozo, antes de que la arena se oscureciera brevemene, y alguien colocara el trofeo en el escenario.
Por cerca de 90 minutos, el Heat revivió varios aspectos de la temporada, desde la dura falta de Haslem sobre Tyler Hansbrough en la final de la conferencia Este (“la mejor falta violenta en la historia del equipo”, dijo el narrador Mike Inglis) a incontables momentos de la final ante Oklahoma City.
Spoelstra tuvo sentimientos similares hacia la fanaticada por su compromiso con el equipo, especialmente luego de que Miami perdiera la final del año pasado ante Dallas.
“La gente de afuera, ellos criticaron este grupo, este equipo”, dijo Spoelstra. “Ellos descartaban este equipo. Pero nunca estimaron cuán unido era este equipo como familia. Cada uno de estos jugadores tuvo que sacrificar algo, desde dinero, oportunidades, minutos para ser parte de este equipo. Y fue todo para un momento como este”.