El Atlético de Madrid está llegando a cifras impensadas hace unos años para que su mejor jugador, Antoine Griezmann, continúe ligado a la entidad y no se suba al puente aéreo camino del Barcelona, con el que, al parecer, ha llegado a un acuerdo para las próximas temporadas. Y Miguel Ángel Gil, después de hacer números, en eso el consejero delegado es inflexible, le ha puesto sobre la mesa una oferta de 20 millones netos por temporada.
Primera premisa. El delantero francés tiene contrato hasta 2022 y su cláusula bajó de los 200 a los 100 millones. Fue un acuerdo al que llegaron las partes una vez que se hizo oficial que el Atlético no podría fichar en verano, castigado por la FIFA. Su renovación le supuso un incremento importante y su ficha ronda en la actualidad los 14 millones de euros, el sueldo más elevado que paga el club junto con el del técnico Simeone, que viene a ganar lo que su jugador más emblemático.
Con la renovación firmada, con la decisión de quedarse –Manchester United, Barcelona y PSG se habían interesado por la disponiblilidad de aceptar un fichaje y habían hablado con su representante– se acabaron las declaraciones sobre su futuro, que molestaban a los aficionados rojiblancos porque daba a entender que se quería ir y que coqueteaba con los grandes clubes de Europa.
Segunda premisa. Se trataba de que Griezmann se dedicase a jugar sólo al fútbol, a marcar goles y a contribuir a que el Atlético pelease por todos los títulos. Sin embargo, el primer trimestre del francés fue de suspenso. ¿Causas? Jugaba muy alejado de la portería, tenía que hacer un sobreesfuerzo en todos los partidos porque el equipo no tenía a Diego Costa y la mayoría de las veces jugaba muy lejos del área y del gol. No se le puede reprochar su falta de lucha, de pelea, porque siempre ha cumplido, unos días con mayor tino que otros. La gente en el Wanda todavía no le había profesado el cariño de los últimos partidos. Sus declaraciones, las noticias de su posible marcha al Barcelona, su desplante el día de Valencia, no habían pasado a mejor vida.
Ahora es todo diferente, pero a medida que se acerca el final de la temporada el futuro de Griezmann se ha convertido en una cuestión de estado. Todo apunta a que el Barcelona ha llegado a un acuerdo con él – el Atlético llegó a enfadarse al entender que no se puede negociar con un futbolista con contrato en vigor– , y desde Barcelona cuentan que su mujer ya ha estado allí buscando casa para el futuro.
Griezmann calla, sonríe y mete goles. Está en su mejor momento futbolístico y en el Atlético no quieren perderle. Saben que su cláusula de 100 millones es irrisoria, un chollo, comparada con lo que piden por otros futbolistas. Buscar un sustituto de garantías a ese precio es muy complicado y ésa es la razón por la que Miguel Ángel Gil ha desplegado toda su ofensiva para intentar, si hay algún resquicio, cosa improbable, que Antoine siga siendo cabeza de ratón en el Atlético y no cola de león en el Barcelona.
Así está la situación y el futuro de Griezmann debe resolverse antes de que se incorpore a la selección francesa de cara al Mundial. Lo lógico es que venga el Barcelona con los 100 millones de marras y se marche. Mientras, en el Atlético no se rinden y en los despachos se trabaja para que siga de rojiblanco. Es el gran reto de Miguel Ángel Gil.