Un niño terminal de 5 años de edad muere en los brazos de Santa después de cumplirle su último deseo

santa1Un pequeño de cinco años que sufría de una enfermedad terminal murió en los brazos de Santa luego de cumplir su ultimo deseo: conocerlo.

Eric Schmitt-Matzen es un Santa profesional, es alto y robusto e inclusive blanquea su barba de vez en vez para asemejarse a su personaje de la manera más fiel posible. Es lo más parecido que nadie puede ser a Santa.
Hace alguna semanas recibió la llamada telefónica de una enfermera amiga suya quien le pedía el favor de visitar en el hospital a un pequeño de cinco años muy enfermo que deseaba ver a Santa Claus. Él se dispuso a ir gustoso y le comentó a la enfermera que se pondría el disfraz y saldría inmediatamente rumbo al hospital, pero era tan urgente y el niño estaba tan enfermo que no había tiempo ni para eso: “usa tus tirantes de Santa, eso será suficiente“, le sugirió la enfermera.

Quince minutos le bastaron para llegar a toda prisa al hospital. Allí fue recibido por la madre del pequeño, quien había comprado un juguete que su hijo deseaba, le pidió a Eric que por favor se lo entregara él mismo. Al ver la gravedad de la situación el hombre les comentó: “Si sienten que van a llorar por favor salgan de la habitación, o yo romperé también en llanto y no podré hacer mi trabajo”. La familia estuvo de acuerdo con él y fue testigo de toda la escena desde la ventana de la Unidad de Cuidados Intensivos.
Eric explica como transcurrió todo:
Cuando entré, él estaba recostado, tan débil que parecía que estaba a punto de dormir. Me senté en la cama junto a él y le pregunté: 
 
 – ¿Escuché que te perderás la Navidad? ¡Es imposible que lo hagas!, ¿por qué? Porque serás mi elfo numero uno! – Me miró y preguntó: – ¿lo soy? – ¡Claro! – le dije – ¡seguro!
 
Le di el regalo, estaba tan débil que apenas si pudo quitarle la envoltura de papel. Cuando vio lo qué era sonrió y echó la cabeza hacia atrás.

 
Se incorporó un poco, me abrazó y preguntó: – Santa, ¿puedes ayudarme? – lo abracé de vuelta y antes de poder contestar nada murió justo ahí. Dejé que permaneciera conmigo, aún lo abrazaba cuando todos afuera se dieron cuenta de lo que acababa de pasar. Su madre entró de prisa gritando: “¡No, no aún!; le entregué a su pequeño y salí de ahí tan rápido como pude.
Pasé algunos años en las fuerzas especiales y he visto todo tipo de cosas en mi vida. Pero pasé corriendo junto a la estación de las enfermeras cabizbajo. Se que ellas y los doctores ven este tipo de cosas todos los días, no se cómo pueden sobrellevarlo.
 
Después de la visita al hospital Eric lloró de camino a casa: “Lloraba tanto que las lágrimas me nublaban la vista y no podía manejar adecuadamente. Mi esposa y yo teníamos planeado ir a visitar a nuestros nietos en Nashville al día siguiente, pero le dije que fuera ella sola. Fui un completo desastre por tres días consecutivos y me tomó un par de semanas dejar de pensar en el pequeño todo el tiempo. De hecho pensé que nunca podría ser Santa otra vez”
 
Eric explica que ha sido Santa una vez desde entonces. “Cuando vi todos esos pequeños riendo volví de vuelta. Me hizo darme cuenta en cual es el papel que tengo que desempeñar. Por ellos y por mi”
 
Este tipo de historias son las que nos hacen darnos cuenta de la importancia de la Navidad como un momento para ser felices y disfrutar con nuestros seres queridos. En paz descanse el pequeño.

– Dicen que voy a morir –  me dijo – ¿cómo sabré cuando llegue a donde voy? – Le dije: -¿Puedes hacerme un gran favor? – ¡Claro! – me contestó – Cuando llegues a tu destino, diles que eres el elfo número uno de Santa, estoy seguro que te dejarán entrar – ¿lo harán? –  me preguntó – ¡Claro que sí, seguro!

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