Aunque en inglés suene mejor “an apple a day keeps the doctor away“ la sabiduría popular de todas las culturas ensalza las virtudes terapéuticas de las manzanas.
Entre otros beneficios resulta ideal para regular el tránsito intestinal, evitar el estreñimiento, controlar el colesterol y la tasa de azúcar en la sangre, en regímenes de adelgazamiento, como desinfectante natural de la boca, en caso de enfermedades reumáticas, etc.
Su nombre latino era “pomum” que significa “fruto” y esto indica que para los antiguos era la fruta por excelencia.
Otras propiedades de las manzanas son:
- Es un buen tónico nervioso y muscular gracias a sus azúcares, abundante fósforo y las vitaminas B y C. La presencia de hierro completa esta acción tonificante
- Es una fruta bien tolerada por diabéticos por su escaso contenido en sacarosa. Sus azucares son más dextrosa y levulosa.
- Su contenido en oligoelementos (manganeso, silicio, cobalto, …) contribuye a mejorar el sistema defensivo
- Astringente, antiséptica y antiinflamatoria la convierten en gran aliada de la salud intestinal
- Tiene propiedades relajantes por la presencia de bromo
- Es útil en casos de artritis, reumatismo y gota porque al ser alcalinizante contrarrestra el coeficiente acidógeno de estas personas
- También se ha comprobado que los cálculos renales son poco frecuentes en las regiones donde la manzana (o la sidra) se consumen regularmente
En resumen, que excepto la manzana de Blancanieves, tendríamos que hacer caso al refranero ancestral y comer una manzana al día para dejar al médico en la lejanía.
Vía | Revista impresa Cuerpo y Mente 137