Comer en familia, más positivo de lo que crees

Un grupo de científicos estudió a 26 mil adolescentes canadienses de 11 a 15 años y hallaron que “las cenas frecuentes en familia se vinculaban con menos problemas emocionales y de comportamiento; más bienestar, más confianza y una mayor actitud de servicio hacia otros”, afirma uno de los autores del trabajo, Frank Elgar, de la Universidad de McGill, a través de un comunicado de prensa.

El estudio, publicado en la última edición del Diario de Salud de los Adolescentes, descubrió también que cada comida en familia reportaba beneficios para la salud mental de los adolescentes. ¿Por qué será tan saludable?

Reforzar los vínculos

 

Según los investigadores de la Universidad de McGill, las comidas familiares fomentan el diálogo y fortalecen los vínculos. Los hijos pueden contar qué les está sucediendo y cómo se sienten, mientras que para los padres es la oportunidad de inculcar valores o dar consejos.

Otras investigaciones al respecto indican que cenar juntos les da a los niños un sentido de pertenencia al grupo. Además, adquieren la cultura de su familia y sus tradiciones. Incluso los adolescentes prefieren comer en dulce montón: Según un relevamiento reciente de la Universidad de Columbia, el 71% admitió que hablar y ponerse al día con sus seres queridos era la mejor parte de las cenas familiares, de acuerdo con información publicada en el sitio de la Universidad de Florida.

Comer en familia es más que compartir un rico plato; es una oportunidad para fomentar el diálogo y estrechar los lazos familiares. Aunque no sea garantía de que pueda evitar o resolver todos los problemas, ¡puede ser un buen punto de partida!

Tips para reunir a todos

 

  • Convierte las comidas en familia en una prioridad. Establezcan entre todos un cronograma que se adapte mejor a sus necesidades y exigencias.
  • Si tu familia no está acostumbrada a comer en grupo, empieza de a poco. Al comienzo, tal vez puedas sugerir hacer dos comidas familiares en la semana, para luego ir aumentando la regularidad.
  • Haz que las cenas en familia sean divertidas. Involucra a tus hijos en la cocina y en la elección del menú. Mantén el buen humor en la mesa.
  • Elimina toda distracción como la televisión, el teléfono y los móviles.
  • Fomenta conversaciones amenas y “livianas”. Evita enredarte en temas políticos u otras cuestiones delicadas que disparen críticas y discusiones. ¡Que este sea un lindo rato de dispersión!

 

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